miércoles, 4 de junio de 2008

Aprender a pensar*

“Van tapando las claraboyas por donde llega la luz del mundo exterior para evitar hacerse demasiadas preguntas sobre las reglas por las que viven.
Así se van acostumbrando a sus tinieblas”

Las TICs pueden ampliar el potencial de la mente humana pero sin educación son máquinas tontas.
Internet es una creación cultural antes que tecnológica, su arquitectura se diseñó con la intención de que fuera difícil controlar la comunicación, de que no hubiese centros, sino redes con nodos. Internet (y la digitalización) es interactiva, horizontal y global. El mundo es una red de comunicación digital permanente y convergente donde pueden entrar todos, desde la gran cadena de televisión hasta el individuo con su vlog.

Los poderes económicos, políticos y religiosos entran en el mundo digital y tratan de acotarlo, luchando por las concesiones de televisión digital, comprando cadenas privadas, etc.
Si bien son factores decisivos la capacidad de los ciudadanos de imponer a sus gobiernos el respeto a su libertad de comunicación y la presión de los usuarios sobre las empresas de comunicación castigando a aquellas que sean menos respetuosas con su privacidad, la comunicación digital socava por sí misma el control. Aunque el mundo digital deja huellas y la vigilancia es continúa no se trata de control. La gente pude comunicarse con relativa libertad y autonomía.
Por ejemplo, la televisión digital terrestre permitiría articular la comunicación global con la local al multiplicar los canales, algunos de los cuales pueden destinarse a regiones, lenguas, grupos sociales, etc. También, la sociedad red y la comunicación instantánea móvil permiten movilizar recursos y personas (incluso en cualquier emergencia). La generación joven actual crece en un mundo digital de contacto perpetuo y ubicuo que cambia las formas de comunicación y la práctica y organización social.

Sin embargo, es necesaria la difusión del acceso (móvil por banda ancha) a Internet en todo el mundo para que la brecha digital se reduzca cuantitativamente. Los gobiernos tienen la responsabilidad de garantizar la igualdad de acceso que habilite en consecuencia la participación.

Precisamente, también es primordial la capacidad cultural y educativa para sacar provecho de las oportunidades que ofrece Internet, lo cual implicaría, en principio, dos cuestiones interrelacionadas.
Por un lado, la legislación tradicional sobre los derechos de propiedad en la red bloquea la innovación y coarta la creatividad. Los innovadores necesitan de condiciones para realizar sus proyectos. Ese espacio es híbrido, a la vez un territorio local y una red global, pero tiene lugar en la gran ciudad, donde hay un caldo de cultivo cultural, intelectual, de financiación, de tolerancia, libertad y exploración de ideas.
Justamente, aunque el modelo finlandés es distinto del de Silicon Valley y las empresas de capital de riesgo al reforzar el Estado de bienestar ya que las universidades reciben financiación pública y cooperan con las empresas, ambos modelos tienen en común la ética hacker (código abierto, cooperación) puesto que cuando gobiernos o empresas toman el control de la innovación la agotan. Las universidades son, en este sentido, medios de innovación porque son espacios de libertad (casi los únicos reconocidos por la sociedad).
Entonces, la segunda cuestión es cómo trasformar la información en conocimiento y el conocimiento en acción. Para que todos puedan, en la medida de sus posibilidades, ser hackers sería necesario cambiar la escuela, empezando por los profesores para que introduzcan a los niños a la experimentación y que no restrinjan su autonomía intelectual. Hacerlos creadores de conocimiento a partir de su acceso al acervo de conocimiento de la humanidad, enseñarles a buscar la información en Internet, generar curiosidad a partir de esa información y motivar el aprendizaje.

Se trata de una revolución cultural que se topa con un sistema educativo conservador. El cambio, que implica aprender a aprender, empieza por la educación de los educadores. Enseñar a los que enseñan es el punto fundamental de una gran reforma educativa mundial ya que sin el incremento de la capacidad cultural y educativa de la gente, los que tienen mayor nivel de educación son los que de verdad pueden aprovechar el nuevo sistema tecnológico.
Porque la marginación más decisiva es la marginación del conocimiento, la información y la comunicación, su acceso masivo facilitado por estas tecnologías puede cambiar las relaciones de poder que existen en el mundo.


* Reseña. Castells, Manuel “Comunicación e innovación en la era de Internet”. Cap. 9 de En que mundo vivimos. Conversaciones con Mayte Pascual.

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